I. Los protagonistas

Las Cortes valencianas, definidas ya en 1336 como la representación del reino “Car la dita Cort general representa tot lo Regne de Valencia” (S. Romeu), están constituidas, como se recoge reiteradamente en este proceso, por tres grupos en los que se aglutinan los componentes de la sociedad con voz y voto “E stant axí ajustada la dita cort, ço és, tots los tres braços, és a saber, ecclesiàstich, militar e real, fahents e representants la Cort general del dit regne de València

El soberano es, sin embargo, el principal protagonista. Él es el único que puede convocarlas, presidirlas y clausurarlas, tal y como él mismo reclama: “Lo senyor rey persevera en ço que fet ha, com a ell pertangua apellar e liçençiar la Cort”, aunque permitirá que el primogénito pueda presidirlas en su ausencia, a partir de 1363. Él marca los plazos para la presentación de los agravios y los fueros, acepta o rechaza los capítulos que le presentan (plau al senyor rey) y promulga la legislación. Él clausura o abandona la asamblea para resolver asuntos concretos o para darlas por finalizadas, cuando los conflictos surgidos en su seno las hacen inviables.

Los estamentos, que utilizan los agravios (greujes) para solicitar la restitución de la legalidad y los fueros para actualizar la normativa vigente, no disponen de otro cauce para obtener su convocatoria que las necesidades económicas de la monarquía, a pesar del fuero aprobado en las Cortes de 1302 reunidas por Jaime II.  En él, aunque introduce la obligación de convocarlas cada tres años por la fiesta de Epifanía y en el lugar más idóneo del reino, no arbitra ninguna medida que le obligue o propicie su cumplimiento.