1. La monarquía: el hombre, sus inquietudes y su concepción política

El proceso nos permite aproximarnos al estado físico de D. Martín, sus relaciones familiares, desplazamientos… Se apuntan algunas enfermedades reales que no se especifican “com per lo accident de sa persona”, mientras se utilizan otras (fiebres cuartanas), como argumento para suplicarle que no se traslade a Navarra, alegando su clima “com siats, senyor, quartanari axí com a nostre Senyor plau e partríets de terra temprada en fort freda" y da cuenta de situaciones puntuales sobre su estado “senyor enguany no havets mils parlat o semblants paraules com aparegués que•l dit senyor rey hagués discenptament per accident de cadarn e bonament no pogués parlar”.

Se señalan algunas de sus relaciones familiares “lo senyor duch de Gandia… e axí com a parent e acostat en grau de parentesch del dit senyor rey…” y se explicitan otras “En Jacme, actavi; En Pere, abavi; N’Alfons, propatre; En Jacme, besavi; N’Alfons, avi; En Pere, pare; En Johan, frare”.

También permite esta fuente mejorar el itinerario que en su día hizo D. Girona, ya que da cuenta de lo que está haciendo en algunos lugares, al tiempo que en ocasiones completa sus desplazamientos. Aquí sólo recojo, como muestra, un par de ejemplos. Ese autor sitúa al monarca en Segorbe el 26 de octubre de 1401 y el acta confirma que está procediendo al juramento. El 31 del mismo mes, además de estar en Altura, sabemos que también se trasladará a Segorbe para requerir a las Cortes que se ocupen de los agravios y el donativo. El proceso refleja otros viajes cuyo objetivo no se detalla: el rey prorroga la reunión durante 20 días a principios de enero de 1403, para ir a la zona de Alcira por asuntos urgentes ¿trata de apaciguar los enfrentamientos nobiliarios? 

Uno de los desplazamientos, del que ya se hace eco J. Zurita y que se refleja en este proceso, es el que realizará D. Martín a Aragón para tratar con D. Carlos de Navarra el matrimonio entre su primogénito, viudo de  Dª María de Sicilia y sin heredero, y Dª Blanca, una de sus hijas. El reino, poco favorable a ese viaje, le insiste reiteradamente para que desista. Su última súplica, entregada por una comisión a mediados de noviembre de 1401, especifica los motivos en los que sustentan su petición: el clima más frío que puede perjudicar su ya delicada salud; que sólo él puede celebrar las Cortes según la ley de la tierra y que su presencia es necesaria para mantener la paz. Tres días más tarde, la Cámara consciente de que sus planteamientos le han molestado “que per ço com se deya en havia clar sentiment que•l dit senyor rey havia haüt en no plasent algunes paraules tocades e expressades en la dita supplicació,” se dirige a la reina para que les ayude a recuperar su escrito y para que apoye la petición de que renuncie al viaje. Todo ello no impedirá que, tras delegar en una comisión presidida por el vicecanciller la continuidad de los trabajos, emprenda el mismo a finales de 1401.

Su vuelta a la asamblea, programada para el uno de febrero, se retrasa hasta finales del mes, aunque será a mediados del mismo cuando entre en Castellón acompañado de Blanca de Navarra. Las condiciones de la procesión cívica que se organiza las negocian los brazos y el rey: deben acudir a su encuentro todos los hombres importantes para acompañarlos durante el último tramo de su viaje y rendir homenaje a Dª Blanca como reina de Sicilia, ya que él la ha desposado en nombre de su hijo “ell havia ja spossada la dita infanta per son fill”.

Este acto junto a las sesiones plenarias y las sedes en las que se reúnen son una manifestación, tanto por su disposición como por el vestuario de los participantes, de los rituales del poder y se utilizan como propaganda política ante el pueblo. En los dos primeros casos D. Martín está acompañado de un númeroso séquito: nobles, caballeros, asistentes a la reunión… que ocupan lugares predeterminados y debidamente ataviados, (la Clavería de la capital consigna los 500 sueldos entregados para vestuario a los jurados que deben asistir al juramento del primogénito). Las sedes, a las que ya me he referido en otro apartado, son el marco que contribuye a subrayar esa imagen, en la medida que son las más amplias e, incluso arquitectónicamente, más importantes (catedral de Segorbe y Valencia, convento de San Agustín o casa consistorial en Castellón…)

Imágenes que completan los escasos discursos recogidos en el acta y las disposiciones y fueros en los que se nos aproxima a su pensamiento político. Se refleja en ellos la idea del poder descendente “Nós, En Martí, per la gràcia de Déu, rey d'Aragó, de València etc.”. La monarquía como conservadora de la justicia y la paz “Attenents que nostre senyor Déu nós ha constituhïts rey e senyor d'aquest regne, e.ns ha comanat la cura e regiment d'aquell, a nós cové (sic), ab subirana vigilància, entendre en la justícia per la qual los bons són conservats en bé e preservats de mal e los mals homens són punits e extirpats, specialment aquells per los quals venen scandells, perills e turbacions infinides a la cosa pública. Em per amor d'açò, moguts per lo càrrech que•n pertany per Nostre Senyor Déu, del qual li havem a retre compte al jorn del juhí”. La dinastía como garantía del orden “que del dit matrimoni [su primogénito y Blanca] don tal fruyt com vós, molt poderós príncep e senyor, desijats al servey divinal e al repós de tots vostres regnes e terres, amén” y su sometimiento a la ley, según veremos en el siguiente apartado. El soberano, aunque deja claro que es a él a quien corresponde la convocatoria, presidencia y clausura de las Cortes, acepta el protagonismo de las mismas en la defensa del reino “nós o nostres successors siam e sien tenguts convocar e tenir la dita Cort general per tractar, cloure e finar en aquella la general defensió de tots nostres regnes e terres”, y su relación con su precaria situación económica, como reconoce en algunos de sus discursos ya mencionados.

Se hace patente en esta acta la distinta evolución del Estado. Mientras es evidente que nos encontramos ante una monarquía estamental y así lo reconoce el propio monarca al referirse a los habitantes de Valencia como sus vasallos y no como sus súbditos “E com lo dit senyor haurà publicades les provisions fetes sobre los greujes offerts a la sua senyoria segons havia trobat de justícia e havia fet vers la Cort ço que bon príncep devia fer a sos vasalls”, el proceso muestra los importantes pasos que se están dando en la consolidación de la hacienda pública, con la creación de la fiscalidad del reino.